lunes, 17 de mayo de 2010

Evitar la blefaritis

¿Cómo evitar la aparición de blefaritis?

Los especialistas recomiendan mantener el área de los ojos limpia, utilizando toallas siempre esterilizadas, evitar el maquillaje y utilizar protección ocular.

¿Cómo se evita la reaparición de blefaritis?


Si es usted susceptible a la blefaritis, una higiene muy a fondo de sus párpados lo ayudará a prevenir una reaparición.
- Siempre lávese las manos antes de tocar sus párpados.
- La limpieza del área de la pestaña con champú para bebés ayuda a reducir la blefaritis.
- Lave sus párpados todas las noches.
- Intente evitar el uso de maquillajes.



Tania Campos Sanz

jueves, 13 de mayo de 2010

Síntomas y tratamiento de la blefaritis

Síntomas:

Aunque existen distintos tipos de blefaritis los síntomas suelen ser similares.

Los síntomas más frecuentes son: irritación, ardor, hinchazón, enrojecimiento, sensibilidad a la luz, lágrimas, visión borrosa, ojo seco, sensación granular (como tener arena o polvo en el ojo), y costras, también puede haber pérdida de las pestañas.

No es necesario que se den todos los síntomas a la vez.

Otros indicios de esta enfermedad, aparte de los mencionados anteriormente pueden ser orzuelos y bultos rojos o duros (chalazión) en los párpados debidos a la infección.

Tratamiento:

El tratamiento consiste en un control contínuo del trastorno, ya que es posible que vuelva a manifestarse otra vez a lo largo de la vida de la persona que lo ha padecido.

El tratamiento principal es la limpieza diaria de los bordes de los párpados ya que estos contienen grasa que alimenta a las bacterias que producen esta enfermedad.

Esta limpieza puede hacerse con una compresa mojada en agua tibia para reblandecer la costra alrededor de los ojos. Seguidamente se comienza a eliminar con agua tibia o una mezcla de agua con sal o champú antiseborreico.

También el médico puede recetar algún líquido especial para limpiar los ojos o, incluso, en casos extremos, recetar gotas o antibióticos.

Al comienzo del tratamiento es necesario repetir la limpieza varias veces al día, pero al cabo del tiempo con hacerlo una vez al día es suficiente.

En el caso de la blefaritis escamosa: lo idóneo es tratarla con colirios o pomadas especiales y aplicarlos con un bastoncillo de algodón por el párpado y las pestañas. Esto ha de repetirse 2 ó 3 veces al día durante una semana o 10 días. Después de esto lo ideal es seguir con una limpieza diaria de los ojos, como anteriormente se ha explicado, para evitar que vuelva a aparecer en un futuro.

En el caso de la blefaritis alérgica: el tratamiento es con esteroides tópicos y haciendo un análisis de las causas que la han producido, para así poder evitarlas.

Paula Calvo Chaparro

lunes, 3 de mayo de 2010

Tipos de blefaritis

Tipos de blefaritis

Existen varios tipos de blefaritis:

Blefaritis alérgica
La blefaritis alérgica es provocada por diferentes sustancias que entran en contacto con el ojo, como pueden ser algunos cosméticos. Pero en realidad no son los cosméticos para los ojos los responsables del mayor número de dermatitis de contacto, sino cualquier sustancia que contamine los dedos y que por medio de las manos sea llevada a los ojos la que puede provocar dermatitis agudas o crónicas de los párpados. No debiendo olvidar nunca que los propios medicamentos utilizados para los ojos, colirios y pomadas pueden ser los causantes de una blefaritis alérgica de contacto.


Blefaritis escamosa o seborreica

Ya hemos hablado antes de los distintos hallazgos de una o de otra. Solo decir que cuando encontramos elementos de ambas hablamos de blefaritis mixta.


Blefaritis aguda

Cuando el párpado se infecta con bacterias en forma aguda se le denomina orzuelo. Si se inflama e infecta un folículo de una pestaña se denomina orzuelo externo y si la afectada es una glándula de meibomio se le llama orzuelo interno o chalazión agudo.
A la vista se observa una lesión abultada y enrojecida en el borde del párpado muy dolorosa en su fase aguda que puede llegar a ulcerarse si no es tratada a tiempo.


Blefaritis crónica

Es la más común y suele presentarse asociada a infección estafilocócica. Frecuentemente es asintomática, pero puede venir asociada con conjuntivitis o queratitis, posiblemente como una reacción de hipersensibilidad a antígenos estafilocócicos. La bacteria más comunmente encontrada en este tipo es el Estafilococo Aureus y el Estafilococo Epidermis, las cuales son bacterias que normalmente encontramos en la flora bacteriana palpebral, pero son más abundantes en los parpados con blefaritis.

El comportamiento de estas bacterias es impredecible. Pueden aparecer y desaparecer por un tiempo y volver a aparecer; esta puede ser la razón por la que la enfermedad es altamente recurrente. Los niveles de población pueden variar de acuerdo con una serie de factores, incluyendo componentes de los residuos de la película lagrimal, espacio disponible, nutrientes disponibles, medio ambiente/ ubicación geográfica, respuesta inmune, etc. Estudios hablan del “quorum sensing” el cual es la capacidad de las bacterias de reaccionar a su propia densidad de población, y se rige por la secreción bacteriana de moléculas denominadas auto-inductores.

A la vista se observan ambos párpados inflamados y enrojecidos con escamas y o costras y en casos avanzados se puede presentar ausencia de pestañas en algunas zonas.


Blefaritis anterior o posterior

Puede haber inflamación preferentemente en la raíz de las pestañas, y hablamos de blefaritis anterior, que puede ser tanto escamosa como seborreica. En este caso, puede afectarse la superficie del ojo si hay mucha colonización por bacterias, pero en caso contrario los síntomas se sitúan preferentemente en los párpados, con enrojecimiento, irritación o picor a ese nivel. Si sólo hay una alteración seborreica no suele dar muchos síntomas.


Aquí arriba vemos una blefaritis anterior, donde está principalmente afectada la zona de las pestañas, con enrojecimiento y costras. Aquí habría más componente escamoso (por infección de estafilococos, normalmente) que seborreico.

Si se afectan las glándulas de Meibomio sería una blefaritis posterior. En este caso no puede haber componente escamoso (la infección estafilocócica se sitúa en la raíz de las pestañas, y aquí no hay pestañas), por lo que se sobreentiende que es seborreica. Esta blefaritis recibe otros nombres, como meibomitis, disfunción de las glándulas de meibomio (DGM), espuma de meibomio, etc. Aunque en la imagen siguiente no parezca tan aparatoso como una blefaritis anterior escamosa es más fácil que se altere la superficie ocular, porque como decíamos antes, las glándulas de Meibomio se encargan de producir el componente lipídico de la lágrima. Si hay meibomitis este componente está alterado y la lágrima es “de mala calidad”, se rompe y no se mantiene homogéneamente repartida por la superficie del ojo. Así, cuando hablamos de la blefaritis como causa de ojo seco, casi siempre hablamos de blefaritis posterior (un problema de las glándulas de Meibomio).

En esta fotografía se ven muy bien los orificios de salida de las glándulas de Meibomio, porque están prácticamente todas con un “tapón de grasa”. Se observa bien la separación entre la parte anterior (la zona de las pestañas, que también está afectada porque tienen escamas) y la parte posterior con el exceso de secreción de las glándulas. Por supuesto, y como se ve en la fotografía, puede haber blefaritis anterior y posterior simultáneamente, de hecho es lo habitual.

Tania Campos Sanz

lunes, 12 de abril de 2010

Blefaritis

¿Qué es la blefaritis?

La blefaritis es una enfermedad inflamatoria eritematosa descamativa de los párpados, en concreto, de la base de implantación de las pestañas en los mismos.
A menudo su origen se debe a un mal funcionamiento de las pequeñas glándulas que se encuentran en el marge
n palpebral. En condiciones normales estas glándulas producen una secreción grasa que ayuda a lubricar la superficie del ojo y la cara interna de los párpados, previniendo la evaporación de las lágrimas. En los pacientes con blefaritis estas glándulas se encuentran obstruidas, sus secreciones quedan estancadas y se forman ácidos grasos que irritan la superficie ocular.


Realmente, cuando hablamos de blefaritis nos referimos concretamente a la blefaritis marginal, es decir, de la inflamación del borde libre del párpado (donde están las pestañas, más o menos). Puede ser aguda, crónica, o crónica con brotes de agudización, pero lo que caracteriza a esta enfermedad es:
- Ocurre en los dos ojos, y en los dos párpados de cada ojo. Aunque sea asimétrica (más en un ojo que en el otro) y el paciente sólo refiera síntomas en un ojo, en el examen oftalmológico vemos inflamación en los dos.
- En muchos casos no da síntomas, o sólo da síntomas en momentos puntuales.
- La inflamación no es tan aparatosa como un orzuelo, aunque son problemas relacionados. El diagnóstico de blefaritis, aunque lo sospechemos por los síntomas, se realiza con la lámpara de hendidura, porque hay que ver el borde del párpado con varios aumentos para encontrar los signos de la enfermedad.

¿A quién le afecta?

La blefaritis es un proceso común que afecta al 5% de la población, de carácter crónico, y que cursa en brotes. Esta enfermedad se da indistintamente tanto en hombres como en mujeres, pero tiene una incidencia ligeramente mayor en varones. La hinchazón de párpados suele afectar durante los tres primeros meses de vida en la lactancia, y también es habitual en adultos entre los 18 y 40 años de edad.


El borde del párpado

Conozcamos en mayor detalle el borde de los párpados. En la imagen de abajo tenemos un dibujo del párpado superior, cortado y visto de perfil.


Vamos a olvidarnos de algunas estructuras que están en el espesor del párpado, y nos vamos a concentrar en el borde, más o menos donde están las pestañas. Fijándonos de lo más alejado del ojo a lo más cercano, nos encontramos.
- La línea de las pestañas: Están en 2 ó 3 hileras, son pelos bastante gruesos y largos, y se ven fácilmente sin utilizar microscopio. Las pestañas están orientadas hacia el exterior, de forma que normalmente no rozan la superficie del ojo.
- Todavía en la parte exterior del borde, hay unas glándulas sebáceas pequeñas. Pueden desembocar en el mismo folículo de la pestaña, o desembocar al lado. Como el resto de glándulas sebáceas de la piel, produce una secreción grasa que sirve para “hidratar” la zona, y a la pestaña. También existen algunas glándulas cuya secreción no es grasa, sino acuosa, pero para la blefaritis estas glándulas tienen menor importancia.
- Después hay una zona de separación, donde la piel se va convirtiendo en mucosa (epitelio más delicado, sin queratina, y con más necesidades de humedad).
- Ya en la parte posterior del borde del párpado, muy próximas al ojo, hay unas glándulas especiales, que son quizás las principales protagonistas: las glándulas de Meibomio. Son glándulas sebáceas como las que he explicado antes, pero tienen ciertas peculiaridades.

1.- Son mucho más grandes. El cuerpo de la glándula se prolonga bastante en el espesor del párpado.

2.- La secreción grasa, más que para las pestañas, es para la lágrima. En la película lagrimal, aunque es en su mayoría agua, hay otros componentes y el componente graso es fundamental para que no se evapore demasiado rápido). Por lo tanto esta glándula es la principal encargada de la parte grasa de la película lagrimal.

Causas de la blefaritis


Simplificando el tema, lo primero que ocurriría es una alteración en la secreción de las glándulas. El tipo de secreción grasa (tanto de las anteriores, junto a las pestañas, como las posteriores, las de Meibomio) está alterada. Se entiende que es algo constitucional, una tendencia difusa de todas las glándulas de ese tipo. La parte de la blefaritis que se debe a este problema es el componente seborreico, y si predomina este componente, sería una blefaritis seborreica. Si toda la piel es demasiado grasa, existe una dermatitis seborreica, y en este caso el problema del párpado sería una parte más de un problema general.

El aspecto del borde del párpado es que se le ve muy “graso”, con escamas o placas blandas y “untosas”, con abundante secreción blancoamarillenta en la salida de las glándulas, con las pestañas adheridas entre sí por la grasa.
Propiciado por esta alteración de la secreción glandular, se produce una colonización por bacterias. Esta grasa alterada es un caldo de cultivo excelente para los gérmenes. Puede ser algo más silente y que predomine el componente seborreico (grasa demasiado “abundante y espesa”), o puede que lo que más se note sea la colonización bacteriana. Se produce un mayor enrojecimiento por la irritación directa de las bacterias y sus toxinas. La piel se irrita y descama por la infección superficial, y la raíz de las pestañas se llena de abundantes escamas.



Si no son “escamas grasientas y pegajosas” como lo de antes, sino costras secas, más grandes y visibles sin microscopio, con la piel enrojecida y los ojos irritados, se llama blefaritis escamosa, siendo lo que más destaca el componente bacteriano. En estos casos la bacteria más importante que causa la infección es el estafilococo, también se denomina blefaritis estafilocócica.


Esto no quiere decir que en las blefaritis seborreicas no esté el estafilococo.
A pesar de que ya estoy adelantándome a la clasificación y he explicado las diferencias clínicas entre blefaritis seborreica y escamosa, la verdad es que siempre coexisten ambos componentes ya que están totalmente influenciados uno por el otro. La sobreinfección bacteriana altera la propia grasa (más alteración sebácea todavía). Además la inflamación secundaria a la infección produce un estrechamiento de la salida de las glándulas, lo que condiciona más dificultad a la salida de la grasa (que ya fluía con dificultades por ser demasiado espesa). Así, cuanto más se altera la grasa y más se “atasca”, más fácil lo tienen las bacterias para seguir colonizando, ya no sólo en superficie, sino en profundidad en el seno de la glándula. Por tanto, ambos componentes se potencian mutuamente.

Tania Campos Sanz